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Este obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial 2.5 Argentina
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[Diario]Enfrentamiento con la marina en una nueva isla
One Piece Destiny :: :: South Blue :: Reino Torino
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[Diario]Enfrentamiento con la marina en una nueva isla
Volví a visitar a la biblioteca a leer un rato ya que quería aprender más sobre las plantas y sus propiedades para poder saber cuáles me servirían para la medicina y cuáles no. Entré en la biblioteca y cogí un libro que nunca antes había leído para ver que contenía y de pronto vi algo que me llamó la atención, una página sobre venenos potentes y como elaborar su antídoto con plantas o hierbas, algunas más raras que otras. Tras pasar toda la tarde encerrado en la biblioteca leyendo sobre los venenos, tomando notas y haciendo cálculo para los antídotos me levanté con un cuaderno completo de notas y cálculos y salí del edificio.
Estaba mentalmente agotado por lo que decidí cenar y acostarme para así poder repasar el cuaderno al día siguiente por si había algún fallo en los cálculos. Me acerqué a una taberna y me comí un plato de arroz acompañado de agua antes de dirigirme a mi alcoba y tumbarme a dormir. Al día siguiente salí a dar una vuelta para despejarme un poco antes de emprender un viaje un tanto suicida en un bote y sin conocimientos de navegación. No tenía ninguna intención de buscar problemas ni de causarlos pero a lo lejos vi el grupo de idiotas que me atacaron el día anterior. Al principio pensaba que eran criminales pero luego descubrí que eran simplemente un grupo de gamberros y vándalos que vagaban sin rumbo.
No quería encontrarme con ellos de nuevo así que me di la vuelta y busqué otro camino hacia la biblioteca. Para mi desgracia ellos me vieron e hicieron lo que me temía que harían, vinieron corriendo gritando - ¡¡¡¡¡Te vamos a matar pedazo de basura!!!!!- Eso no me daba la impresión de acabar en un día tranquilo. Y así fue, me alcanzaron y comenzaron a golpearme atinando ya que estaba con la guardia baja. Iba aguantando los golpes hasta que ya no lo toleré más y empecé a evitar los golpes que me lanzaban directamente. No quería perder tiempo ni gastar mucha energía así que simplemente me dediqué a golpearles en la base posterior del cuello a algunos mientras que ellos mismos se noqueaban entre ellos con mis fintas.
Ya había dejado a todos tumbados e inmóviles por el momento en el suelo cuando empecé a caminar hacia la biblioteca nuevamente. Llegué a mi destino y consulté un libro por algo en concreto y salí de allí para esta vez salir definitivamente de la isla. Caminé tranquilo hasta la playa donde iba a buscar un pequeño bote con el que irme a cualquier otra isla, pero a cual no tenía ni idea ya que no tengo ni la más remota idea de orientación en alta mar.
Cuando llegué a la costa empecé a buscar botes que estuviesen tirados, desprotegidos o con muy poca vigilancia pero no hallé ninguno que reuniera dichas características. Con este fracaso de plan no me quedó otra alternativa que pasar al plan B. Me acerqué a un grupo de pescadores que estaba por allí y los noqueé para robarles el bote. Ya en el bote remé con calma y continuidad para avanzar de manera suave hacia lo desconocido. Remaba y remaba sin tener ni idea de hacia dónde iba ni tampoco con la seguridad de poder llegar a otra isla. Una cosa tenía clara y es que el viaje sería muy largo y agotador aparte de ser todo un desafío para mí.
Pasaban las horas y los días y no llegaba a ningún lado y lo peor es que la comida y el agua se estaban acabando por lo que si no daba con alguna isla mi futuro sería una muerte segura y dolorosa. Desesperado empecé a remar con mucha fuerza gastando mucha energía pero ganando una gran velocidad de avance, siempre en línea recta ya que en mi mente viajando en línea recta acabaría por llegar a alguna parte. Tras unas horas caí inconsciente y simplemente dependía de que la deriva me llevara a una isla.
Tras mucho tiempo abro lentamente los ojos y pude comprobar que la suerte por una vez estaba de mi parte, me encontraba tumbado en una playa aunque no sabía en donde estaba en concreto. Me levanté con calma y fui hacia una especie de bosque que había cerca de la costa para coger algo de comer y unas cuantas plantas medicinales para tratar unos pequeños arañazos que tenía por todo el cuerpo. Una vez recuperadas las fuerzas caminé tranquilamente por la isla buscando alguna señal de vida para saber si había algo que robar o con lo que entretenerme hasta llegar al lugar donde seguro tendría desafíos, el Grand Line.
Tras caminar mucho tiempo vi a lo lejos un pequeño pueblo donde seguramente podría causar destrozos y conseguir algo de dinero. Caminé como un viajero perdido y naufragado hasta llegar a dicho poblado para poder analizarlo de cerca sin llamar la atención, aunque dado que no tengo conocimientos de disfraz y sigilo es muy probable que alguien me descubra. Entré al pueblo y después a la primera taberna que vi, donde me senté en la barra y pedí un plato de arroz y una botella de sake.
Me limité a comer y beber tranquilamente sin darme cuenta de quien más había en el local. Al acabar estaba ya más relajado pues ya no tenía la urgente necesidad de comer para no desfallecer por lo que pude escuchar una conversación entre dos hombres sentados unas dos sillas a mi derecha en la barra. Por lo que escuché de la conversación eran marines y estaban aburridos y deseosos de que algo ocurriese en su turno para poder detener a alguien o por lo menos pelear. Escuchar eso me dio una idea, me levanté con fuerza tirando el taburete y caminé tranquilo hacia donde estaban dichos marines y con dos simples puñetazos les rompí el cuello sin quererlo pues me cuesta controlar mi inmensa fuerza. Tras ver eso todos los ciudadanos presentes salen huyendo despavoridos y gritando. No me quedó más remedio que salir corriendo del lugar para que los refuerzos de esos dos no me pillasen en un lugar cerrado donde es fácil rodearme. Corría sin rumbo fijo por el pueblo hasta que volví a ver el bosque por lo que decidí meterme allí para llegar a la costa y tratar de despistar a los marines que ya aparecían en el proceso.
Llegué a la costa sin problemas añadidos a la fila de diez reclutas, dos cabos y un sargento marines que me perseguían desde el pueblo. Ya no tenía como salir de allí hasta que vi el buque marine donde probablemente habrían venido los marines que se encuentran en la isla. Por el momento el buque era insignificante ya que estaba completamente rodeado por los marines. No me quedaba otra opción salvo luchar. Adopté la guardia de muay boran, mi arte más destructivo y esperé a que se lanzaran sobre mí. Primero me atacaron los reclutas pero con esos ni me molesto en esquivar, les golpeo conforme van llegando dejándolos tumbados sangrando por la cabeza que es donde golpeo.
Tras los reclutas vienen los dos cabos, los cuales ya van menos alocados y más centrados. Sin embargo hay algo con lo que ellos no cuentan y es que controlo el haki mantra básico por lo que conforme me atacan sé exactamente como esquivarlo. Nos enzarzamos en un combate cuerpo a cuerpo a tres impresionante donde ninguno parece tener ventaja sobre el otro. Cuando ya habían pasado unos 30 minutos decidí que era hora de acabar con el juego así que al primer cabo que me atacó le rompí la mandíbula de un rodillazo mientras que al otro con un puñetazo certero le destrocé el diafragma.
Ahora solo quedábamos el sargento y yo, y algo me decía que o sería un combate memorable o sería una burla hacia la marina. Nos encaramos durante mucho tiempo hasta que el sargento decide atacar con su puños, lo que me indicaba que sería un combate temible entre dos luchadores a mano desnuda. Me limité a esquivar sus golpes con movimientos rápidos y saltos viendo como levantaba una cantidad de arena considerable allí donde golpeaba, lo que indicaba que poseía gran fuerza. Ya me estaba cansando de estar a la defensiva así que aprovechando el breve momento del sargento tras el golpe en el que no puede atacar para empezar mi ofensiva cambiando a boxeo y empleando una serie de jabs bastante veloz.
Avanzaba lanzando los golpes mientras el sargento los esquivaba como si tuviera el haki mantra al igual que yo. El combate se ponía interesante y mi boca empezaba a esbozar la sonrisa pícara que me caracteriza. Llevábamos un intercambio de ataque y defensa bastante apasionado, tanto que nos olvidamos de cualquier cosa que no fuesen nuestras habilidades de lucha puras. Era el momento idóneo para emplearme a fondo en la derrota de un enemigo, por lo que empecé a concentrar los golpes en la base de las costillas centrándome en su diafragma [Desinflaglobos]. La mayoría de los golpes no surtieron efectos visibles pero a la larga esperaba que tuviesen su efecto.
Pasaron casi dos horas de combate y el sargento empezaba a mostrar dificultades respiratorias por lo que supe que mi técnica surtió efecto. Ya era hora de acabar con todo esto, me acerqué al marine que estaba agobiado y con un golpe seco en la garganta le rompí la tráquea imposibilitando así que respire. Lo dejo ahí tirado y marcho caminando el bosque para descansar antes de volver a marchar de la isla.
Estaba mentalmente agotado por lo que decidí cenar y acostarme para así poder repasar el cuaderno al día siguiente por si había algún fallo en los cálculos. Me acerqué a una taberna y me comí un plato de arroz acompañado de agua antes de dirigirme a mi alcoba y tumbarme a dormir. Al día siguiente salí a dar una vuelta para despejarme un poco antes de emprender un viaje un tanto suicida en un bote y sin conocimientos de navegación. No tenía ninguna intención de buscar problemas ni de causarlos pero a lo lejos vi el grupo de idiotas que me atacaron el día anterior. Al principio pensaba que eran criminales pero luego descubrí que eran simplemente un grupo de gamberros y vándalos que vagaban sin rumbo.
No quería encontrarme con ellos de nuevo así que me di la vuelta y busqué otro camino hacia la biblioteca. Para mi desgracia ellos me vieron e hicieron lo que me temía que harían, vinieron corriendo gritando - ¡¡¡¡¡Te vamos a matar pedazo de basura!!!!!- Eso no me daba la impresión de acabar en un día tranquilo. Y así fue, me alcanzaron y comenzaron a golpearme atinando ya que estaba con la guardia baja. Iba aguantando los golpes hasta que ya no lo toleré más y empecé a evitar los golpes que me lanzaban directamente. No quería perder tiempo ni gastar mucha energía así que simplemente me dediqué a golpearles en la base posterior del cuello a algunos mientras que ellos mismos se noqueaban entre ellos con mis fintas.
Ya había dejado a todos tumbados e inmóviles por el momento en el suelo cuando empecé a caminar hacia la biblioteca nuevamente. Llegué a mi destino y consulté un libro por algo en concreto y salí de allí para esta vez salir definitivamente de la isla. Caminé tranquilo hasta la playa donde iba a buscar un pequeño bote con el que irme a cualquier otra isla, pero a cual no tenía ni idea ya que no tengo ni la más remota idea de orientación en alta mar.
Cuando llegué a la costa empecé a buscar botes que estuviesen tirados, desprotegidos o con muy poca vigilancia pero no hallé ninguno que reuniera dichas características. Con este fracaso de plan no me quedó otra alternativa que pasar al plan B. Me acerqué a un grupo de pescadores que estaba por allí y los noqueé para robarles el bote. Ya en el bote remé con calma y continuidad para avanzar de manera suave hacia lo desconocido. Remaba y remaba sin tener ni idea de hacia dónde iba ni tampoco con la seguridad de poder llegar a otra isla. Una cosa tenía clara y es que el viaje sería muy largo y agotador aparte de ser todo un desafío para mí.
Pasaban las horas y los días y no llegaba a ningún lado y lo peor es que la comida y el agua se estaban acabando por lo que si no daba con alguna isla mi futuro sería una muerte segura y dolorosa. Desesperado empecé a remar con mucha fuerza gastando mucha energía pero ganando una gran velocidad de avance, siempre en línea recta ya que en mi mente viajando en línea recta acabaría por llegar a alguna parte. Tras unas horas caí inconsciente y simplemente dependía de que la deriva me llevara a una isla.
Tras mucho tiempo abro lentamente los ojos y pude comprobar que la suerte por una vez estaba de mi parte, me encontraba tumbado en una playa aunque no sabía en donde estaba en concreto. Me levanté con calma y fui hacia una especie de bosque que había cerca de la costa para coger algo de comer y unas cuantas plantas medicinales para tratar unos pequeños arañazos que tenía por todo el cuerpo. Una vez recuperadas las fuerzas caminé tranquilamente por la isla buscando alguna señal de vida para saber si había algo que robar o con lo que entretenerme hasta llegar al lugar donde seguro tendría desafíos, el Grand Line.
Tras caminar mucho tiempo vi a lo lejos un pequeño pueblo donde seguramente podría causar destrozos y conseguir algo de dinero. Caminé como un viajero perdido y naufragado hasta llegar a dicho poblado para poder analizarlo de cerca sin llamar la atención, aunque dado que no tengo conocimientos de disfraz y sigilo es muy probable que alguien me descubra. Entré al pueblo y después a la primera taberna que vi, donde me senté en la barra y pedí un plato de arroz y una botella de sake.
Me limité a comer y beber tranquilamente sin darme cuenta de quien más había en el local. Al acabar estaba ya más relajado pues ya no tenía la urgente necesidad de comer para no desfallecer por lo que pude escuchar una conversación entre dos hombres sentados unas dos sillas a mi derecha en la barra. Por lo que escuché de la conversación eran marines y estaban aburridos y deseosos de que algo ocurriese en su turno para poder detener a alguien o por lo menos pelear. Escuchar eso me dio una idea, me levanté con fuerza tirando el taburete y caminé tranquilo hacia donde estaban dichos marines y con dos simples puñetazos les rompí el cuello sin quererlo pues me cuesta controlar mi inmensa fuerza. Tras ver eso todos los ciudadanos presentes salen huyendo despavoridos y gritando. No me quedó más remedio que salir corriendo del lugar para que los refuerzos de esos dos no me pillasen en un lugar cerrado donde es fácil rodearme. Corría sin rumbo fijo por el pueblo hasta que volví a ver el bosque por lo que decidí meterme allí para llegar a la costa y tratar de despistar a los marines que ya aparecían en el proceso.
Llegué a la costa sin problemas añadidos a la fila de diez reclutas, dos cabos y un sargento marines que me perseguían desde el pueblo. Ya no tenía como salir de allí hasta que vi el buque marine donde probablemente habrían venido los marines que se encuentran en la isla. Por el momento el buque era insignificante ya que estaba completamente rodeado por los marines. No me quedaba otra opción salvo luchar. Adopté la guardia de muay boran, mi arte más destructivo y esperé a que se lanzaran sobre mí. Primero me atacaron los reclutas pero con esos ni me molesto en esquivar, les golpeo conforme van llegando dejándolos tumbados sangrando por la cabeza que es donde golpeo.
Tras los reclutas vienen los dos cabos, los cuales ya van menos alocados y más centrados. Sin embargo hay algo con lo que ellos no cuentan y es que controlo el haki mantra básico por lo que conforme me atacan sé exactamente como esquivarlo. Nos enzarzamos en un combate cuerpo a cuerpo a tres impresionante donde ninguno parece tener ventaja sobre el otro. Cuando ya habían pasado unos 30 minutos decidí que era hora de acabar con el juego así que al primer cabo que me atacó le rompí la mandíbula de un rodillazo mientras que al otro con un puñetazo certero le destrocé el diafragma.
Ahora solo quedábamos el sargento y yo, y algo me decía que o sería un combate memorable o sería una burla hacia la marina. Nos encaramos durante mucho tiempo hasta que el sargento decide atacar con su puños, lo que me indicaba que sería un combate temible entre dos luchadores a mano desnuda. Me limité a esquivar sus golpes con movimientos rápidos y saltos viendo como levantaba una cantidad de arena considerable allí donde golpeaba, lo que indicaba que poseía gran fuerza. Ya me estaba cansando de estar a la defensiva así que aprovechando el breve momento del sargento tras el golpe en el que no puede atacar para empezar mi ofensiva cambiando a boxeo y empleando una serie de jabs bastante veloz.
Avanzaba lanzando los golpes mientras el sargento los esquivaba como si tuviera el haki mantra al igual que yo. El combate se ponía interesante y mi boca empezaba a esbozar la sonrisa pícara que me caracteriza. Llevábamos un intercambio de ataque y defensa bastante apasionado, tanto que nos olvidamos de cualquier cosa que no fuesen nuestras habilidades de lucha puras. Era el momento idóneo para emplearme a fondo en la derrota de un enemigo, por lo que empecé a concentrar los golpes en la base de las costillas centrándome en su diafragma [Desinflaglobos]. La mayoría de los golpes no surtieron efectos visibles pero a la larga esperaba que tuviesen su efecto.
Pasaron casi dos horas de combate y el sargento empezaba a mostrar dificultades respiratorias por lo que supe que mi técnica surtió efecto. Ya era hora de acabar con todo esto, me acerqué al marine que estaba agobiado y con un golpe seco en la garganta le rompí la tráquea imposibilitando así que respire. Lo dejo ahí tirado y marcho caminando el bosque para descansar antes de volver a marchar de la isla.
Sasagawa Ryohei-
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