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Este obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial 2.5 Argentina
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[Diario] Un día de entrenamiento y un extraño suceso
One Piece Destiny :: :: Grand Line :: El Paraíso :: Ruta del Este :: Isla Kuraigana
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[Diario] Un día de entrenamiento y un extraño suceso
Era un día frío, oscuro, y aburrido como otro cualquiera en mi vida, poco había que hacer tras la muerte de mis abuelos y mentores, y tras mi venganza, me dedicaba a repasar una y otra vez mis técnicas y el arte que me enseñaron, en mi mente están grabadas las palabras de mis abuelos.
Abuelos – “Nuestra parte está concluida, a partir de ahora, debes crear tu vertiente, nunca nadie copió exactamente un estilo anterior, todos parten de la misma base, pero nadie lucha igual a nadie, por eso no suelen relacionarnos en un único arte, lo que nos da ventaja a la hora de combatir.”
Mis movimientos suaves, sutiles, ágiles, sin mostrar ninguna abertura, sin mostrar ninguna vacilación, ninguna duda. Una mirada seria en mis verdes ojos, una gota de sudor recorre mi rostro desde la sien hasta precipitarse al suelo desde mi barbilla, el sudor que marca mi duro entrenamiento, mi dedicación.
Mis movimientos no se escuchan, ni se ven, al menos no en ese momento, pues entreno en solitario, al menos eso trato de hacer. Horas y más horas de entrenamiento, mi cuerpo llevado al límite, mi espíritu forjado en las sombras, en la oscuridad de un temible pasado, en el camino de la venganza.
Yûki – “Al fin termino, es hora de tomarse un descanso”
Susurro mientras recojo mis cosas y me dispongo a marcharme a casa, que se encuentra a unos cuantos centenares de metros de mi ubicación actual. Tampoco tardo demasiado, pero a mitad de camino algo extraño sucede, una imagen inunda mi mente, como un humandrill me ataca por el lado derecho, ante esa imagen retrocedo un paso y veo como uno de esos animales lanza un corte al punto en el que me encontraba apenas unos segundos atrás, algo muy extraño, nunca antes me había ocurrido algo así, ni tampoco había oído hablar de ello a mis abuelos, era algo realmente nuevo para mí.
Sigo avanzando, esta vez a una velocidad aún mayor que la anterior y siempre por las sombras, tratando de evitar que me vuelvan a atacar, no sé hasta cuándo podría evadirlos. Tras una media hora de carrera logro llegar a mi casa, donde me pongo a buscar la entrada al lugar donde mis abuelos me enseñaron la historia del clan y del arte que se trasmite en el mismo.
Una amplia biblioteca oculta en la casa, un lugar donde solo los conocedores del arte de asesinato del clan pueden entrar, pues, sólo ellos conocen la forma de acceder, y el acceso solo está al alcance de quien sabe moverse por las sombras.
Abuelos – “Recuerda bien esto Yûki, la entrada a la biblioteca se oculta en la oscuridad, si te unes a ella, hallarás la entrada.”
Las palabras de mis abuelos resonando en mi mente me hacen pensar en eso, busco un punto, un lugar donde siempre está oscuro, no importa cuántas luces se enciendan, y al fin lo recuerdo, estaba en el sótano, en un rincón.
Bajo veloz y sigiloso, aunque realmente no es importante pues vivo solo en la isla, pero ya se me quedó del arte de moverse en las sombras, además, si lo que decían mis abuelos era cierto, solo podría entrar si me muevo en silencio, tal como marca la base del arte del asesino.
Tras bajar tres pisos hasta el sótano, en la parte más baja del mismo, un lugar húmedo, oscuro y terrorífico para todo el que no esté acostumbrado a la oscuridad, me sitúo en el centro de la sala y me detengo a respirar un momento, la carrera no me afecta, pero sí que es mejor relajarse antes de entrar a la biblioteca, pues según mis abuelos, entrar en ese lugar agitado es como condenarse a una muerte segura y dolorosa.
Un minuto tras otro, así pasa el tiempo mientras mi corazón, hasta el momento acelerado por la carrera y el extraño acontecimiento, recupera la normalidad de latido, la calma reina en mi cuerpo, recubriendo cada rincón, rellenando cada hueco del mismo. Mi corazón ya late con normalidad, mi mente ya se encuentra serena, y mis sentidos agudizados por la calma. Esa es la base del Akuma Satsujin Saku.
Observo todo a mi alrededor, con un movimiento sutil y ágil, suficientemente lento como para poder ver con claridad, pero con una velocidad suficiente como para no pasarme una eternidad tratando de encontrar el lugar por el cual podría acceder a la biblioteca Tôryû. Hasta que mi vista se posa en un rincón, un rincón en el cual se ven un armario y una especie de caldera, algo que no suele estar unido, ni cerca.
Yûki – “Así que es por ahí…”
Susurro mientras avanzo despacio, con calma y sigilo. Mis pasos no producen sonido, mi respiración parece no existir, mi corazón parece estar detenido, sin un solo latido, la calma domina la situación, la paz del momento me favorece.
Nada más llegar a unos pocos metros de la caldera veo que entre esta y el armario hay un hueco, algo difícil de ver, y de creer que alguien entraría por él. Pero ambas afirmaciones eran ciertas, existe y se puede entrar, pero solo aquellos que caminen por la oscuridad pueden hacerlo, y eso está diseñado así a propósito, pues así el clan Yûki se aseguró de que nadie descubriera sus secretos, pues todos están allí.
En un abrir y cerrar de ojos avanzo rápidamente hasta sobrepasar la caldera y pisar en una zona sin luz, en la más absoluta oscuridad, la entrada a la biblioteca. Mis pasos ligeros y sigilosos me llevan a través de un estrecho pasillo, tanto que parece imposible que una persona de mi constitución logre sobrepasarlo, pero sí, al atravesarlo llego a una sala circular, iluminada por velas y con paredes negras, algo terrorífico, y lo mejor de todo, si por un casual alguien ajeno al clan Tôryû lograse entrar, no volvería a salir.
Una vez dentro empiezo a buscar entre todos los libros el que me interesa, uno que según recuerdo hablaba de una habilidad innata de todo ser vivo, algo que todos tenemos desde el nacimiento, pero no recuerdo en que parte de la biblioteca se encuentra, por lo que he de ir libro a libro, nivel a nivel, teniendo en cuenta que estoy en la zona media y que hay como cien metros de extensión, tanto hacia arriba como hacia abajo más los 100 de la zona en la que me encuentro, tengo 27000 metros cúbicos de librerías para investigar.
Yûki – “Me espera un arduo trabajo, y una larga temporada en la biblioteca”
Susurro mientras empiezo a subir para empezar desde la zona superior hasta la inferior, de ese modo seguiría un orden y no me repetiría de libro por accidente. Así miro libro a libro, página a página, desde lo más alto de la biblioteca hasta lo más bajo de la misma, hasta que al fin doy con un libro, el que parece ser el que busco, además, de que ha de serlo, pues es el único que resta de todos los libros de la biblioteca, el libro se llama “El cuerpo y el alma humano: La combinación que da la vida”.
Yûki – “Debe de ser este, no hay duda…”
Susurro mientras me lo llevo a una pequeña mesa que se encuentra en el centro de la sala, con una pequeña lámpara en el centro iluminándola, lo que me permitiría leer el libro con facilidad pese a la escasa iluminación de la sala. El libro no es excesivamente grueso, pero sí muy antiguo, pero muy bien conservado, algo tradicional en mi clan, pues todos somos fanáticos de la lectura, y cuando no entrenamos leemos para así adquirir mayor conocimiento y capacidad estratégica.
En la primera página reza una frase que dice “La mente es el elo que une el alma con el cuerpo, es quien canaliza el espíritu a través de la materia. Si no lo comprendes, no sigas leyendo.”
Yûki – “Que extraña frase…”
Pienso mientras avanzo las hojas hasta dar con lo que buscaba, una página con un encabezado formado por una única palabra, “Haki”, seguida de una explicación.
“El Haki es un poder que poseen todas las criaturas del mundo: "Presencia", "Espíritu de Pelea", "Intimidación"... Nada diferente de las cosas que los humanos pueden sentir naturalmente... Pero la mayoría de los humanos no se dan cuenta de este poder... O tal vez pasan su vida entera tratando de despertarlo sin lograrlo... "El no darse por vencido", esa es la Fuerza.”
Dentro de estos vi uno que se asemeja a lo que me sucedió antes, la capacidad de prever un ataque, y lo encontré, Kenbunshoku, bajo el cual reza la explicación “Por lo que he escuchado... El Mantra es la habilidad de escuchar... Se supone que cada persona emite una "voz" o "sonido" ... He oído que se puede predecir el próximo movimiento de una persona solo escuchando esas voces... Con entrenamiento, el rango del Mantra se puede incrementar.”
Yûki – “De modo que lo que antes se manifestó es el Kenbunshoku, o Mantra…”
Susurro mientras guardo el libro.
Abuelos – “Nuestra parte está concluida, a partir de ahora, debes crear tu vertiente, nunca nadie copió exactamente un estilo anterior, todos parten de la misma base, pero nadie lucha igual a nadie, por eso no suelen relacionarnos en un único arte, lo que nos da ventaja a la hora de combatir.”
Mis movimientos suaves, sutiles, ágiles, sin mostrar ninguna abertura, sin mostrar ninguna vacilación, ninguna duda. Una mirada seria en mis verdes ojos, una gota de sudor recorre mi rostro desde la sien hasta precipitarse al suelo desde mi barbilla, el sudor que marca mi duro entrenamiento, mi dedicación.
Mis movimientos no se escuchan, ni se ven, al menos no en ese momento, pues entreno en solitario, al menos eso trato de hacer. Horas y más horas de entrenamiento, mi cuerpo llevado al límite, mi espíritu forjado en las sombras, en la oscuridad de un temible pasado, en el camino de la venganza.
Yûki – “Al fin termino, es hora de tomarse un descanso”
Susurro mientras recojo mis cosas y me dispongo a marcharme a casa, que se encuentra a unos cuantos centenares de metros de mi ubicación actual. Tampoco tardo demasiado, pero a mitad de camino algo extraño sucede, una imagen inunda mi mente, como un humandrill me ataca por el lado derecho, ante esa imagen retrocedo un paso y veo como uno de esos animales lanza un corte al punto en el que me encontraba apenas unos segundos atrás, algo muy extraño, nunca antes me había ocurrido algo así, ni tampoco había oído hablar de ello a mis abuelos, era algo realmente nuevo para mí.
Sigo avanzando, esta vez a una velocidad aún mayor que la anterior y siempre por las sombras, tratando de evitar que me vuelvan a atacar, no sé hasta cuándo podría evadirlos. Tras una media hora de carrera logro llegar a mi casa, donde me pongo a buscar la entrada al lugar donde mis abuelos me enseñaron la historia del clan y del arte que se trasmite en el mismo.
Una amplia biblioteca oculta en la casa, un lugar donde solo los conocedores del arte de asesinato del clan pueden entrar, pues, sólo ellos conocen la forma de acceder, y el acceso solo está al alcance de quien sabe moverse por las sombras.
Abuelos – “Recuerda bien esto Yûki, la entrada a la biblioteca se oculta en la oscuridad, si te unes a ella, hallarás la entrada.”
Las palabras de mis abuelos resonando en mi mente me hacen pensar en eso, busco un punto, un lugar donde siempre está oscuro, no importa cuántas luces se enciendan, y al fin lo recuerdo, estaba en el sótano, en un rincón.
Bajo veloz y sigiloso, aunque realmente no es importante pues vivo solo en la isla, pero ya se me quedó del arte de moverse en las sombras, además, si lo que decían mis abuelos era cierto, solo podría entrar si me muevo en silencio, tal como marca la base del arte del asesino.
Tras bajar tres pisos hasta el sótano, en la parte más baja del mismo, un lugar húmedo, oscuro y terrorífico para todo el que no esté acostumbrado a la oscuridad, me sitúo en el centro de la sala y me detengo a respirar un momento, la carrera no me afecta, pero sí que es mejor relajarse antes de entrar a la biblioteca, pues según mis abuelos, entrar en ese lugar agitado es como condenarse a una muerte segura y dolorosa.
Un minuto tras otro, así pasa el tiempo mientras mi corazón, hasta el momento acelerado por la carrera y el extraño acontecimiento, recupera la normalidad de latido, la calma reina en mi cuerpo, recubriendo cada rincón, rellenando cada hueco del mismo. Mi corazón ya late con normalidad, mi mente ya se encuentra serena, y mis sentidos agudizados por la calma. Esa es la base del Akuma Satsujin Saku.
Observo todo a mi alrededor, con un movimiento sutil y ágil, suficientemente lento como para poder ver con claridad, pero con una velocidad suficiente como para no pasarme una eternidad tratando de encontrar el lugar por el cual podría acceder a la biblioteca Tôryû. Hasta que mi vista se posa en un rincón, un rincón en el cual se ven un armario y una especie de caldera, algo que no suele estar unido, ni cerca.
Yûki – “Así que es por ahí…”
Susurro mientras avanzo despacio, con calma y sigilo. Mis pasos no producen sonido, mi respiración parece no existir, mi corazón parece estar detenido, sin un solo latido, la calma domina la situación, la paz del momento me favorece.
Nada más llegar a unos pocos metros de la caldera veo que entre esta y el armario hay un hueco, algo difícil de ver, y de creer que alguien entraría por él. Pero ambas afirmaciones eran ciertas, existe y se puede entrar, pero solo aquellos que caminen por la oscuridad pueden hacerlo, y eso está diseñado así a propósito, pues así el clan Yûki se aseguró de que nadie descubriera sus secretos, pues todos están allí.
En un abrir y cerrar de ojos avanzo rápidamente hasta sobrepasar la caldera y pisar en una zona sin luz, en la más absoluta oscuridad, la entrada a la biblioteca. Mis pasos ligeros y sigilosos me llevan a través de un estrecho pasillo, tanto que parece imposible que una persona de mi constitución logre sobrepasarlo, pero sí, al atravesarlo llego a una sala circular, iluminada por velas y con paredes negras, algo terrorífico, y lo mejor de todo, si por un casual alguien ajeno al clan Tôryû lograse entrar, no volvería a salir.
Una vez dentro empiezo a buscar entre todos los libros el que me interesa, uno que según recuerdo hablaba de una habilidad innata de todo ser vivo, algo que todos tenemos desde el nacimiento, pero no recuerdo en que parte de la biblioteca se encuentra, por lo que he de ir libro a libro, nivel a nivel, teniendo en cuenta que estoy en la zona media y que hay como cien metros de extensión, tanto hacia arriba como hacia abajo más los 100 de la zona en la que me encuentro, tengo 27000 metros cúbicos de librerías para investigar.
Yûki – “Me espera un arduo trabajo, y una larga temporada en la biblioteca”
Susurro mientras empiezo a subir para empezar desde la zona superior hasta la inferior, de ese modo seguiría un orden y no me repetiría de libro por accidente. Así miro libro a libro, página a página, desde lo más alto de la biblioteca hasta lo más bajo de la misma, hasta que al fin doy con un libro, el que parece ser el que busco, además, de que ha de serlo, pues es el único que resta de todos los libros de la biblioteca, el libro se llama “El cuerpo y el alma humano: La combinación que da la vida”.
Yûki – “Debe de ser este, no hay duda…”
Susurro mientras me lo llevo a una pequeña mesa que se encuentra en el centro de la sala, con una pequeña lámpara en el centro iluminándola, lo que me permitiría leer el libro con facilidad pese a la escasa iluminación de la sala. El libro no es excesivamente grueso, pero sí muy antiguo, pero muy bien conservado, algo tradicional en mi clan, pues todos somos fanáticos de la lectura, y cuando no entrenamos leemos para así adquirir mayor conocimiento y capacidad estratégica.
En la primera página reza una frase que dice “La mente es el elo que une el alma con el cuerpo, es quien canaliza el espíritu a través de la materia. Si no lo comprendes, no sigas leyendo.”
Yûki – “Que extraña frase…”
Pienso mientras avanzo las hojas hasta dar con lo que buscaba, una página con un encabezado formado por una única palabra, “Haki”, seguida de una explicación.
“El Haki es un poder que poseen todas las criaturas del mundo: "Presencia", "Espíritu de Pelea", "Intimidación"... Nada diferente de las cosas que los humanos pueden sentir naturalmente... Pero la mayoría de los humanos no se dan cuenta de este poder... O tal vez pasan su vida entera tratando de despertarlo sin lograrlo... "El no darse por vencido", esa es la Fuerza.”
Dentro de estos vi uno que se asemeja a lo que me sucedió antes, la capacidad de prever un ataque, y lo encontré, Kenbunshoku, bajo el cual reza la explicación “Por lo que he escuchado... El Mantra es la habilidad de escuchar... Se supone que cada persona emite una "voz" o "sonido" ... He oído que se puede predecir el próximo movimiento de una persona solo escuchando esas voces... Con entrenamiento, el rango del Mantra se puede incrementar.”
Yûki – “De modo que lo que antes se manifestó es el Kenbunshoku, o Mantra…”
Susurro mientras guardo el libro.
Yûki Jin Tôryû-
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